Sexualidad y reproducción
La sexualidad es una de esas cosas que todo el
mundo sabe lo que es, pero que no es fácil definir:
La vivimos, la sentimos, la experimentamos y sabemos que afecta a nuestras relaciones con los demás.
Tal vez por este conocimiento intuitivo que tenemos de ella, la sexualidad también genera un montón de dudas o de confusiones.
La sexualidad es ambigua, porque para cada persona significa cosas diferentes.
*No confundas sexo y sexualidad*
*SEXO*
Es lo que nos distingue como hombre o mujer, en función de ciertas diferencias en los caracteres celulares, morfológicos, fisiológicos y psicológicos.
*SEXUALIDAD*
es un concepto distinto, más rico, que no se reduce a los órganos genitales. Es una dimensión humana que representa todo nuestro ser. Todo nuestro cuerpo es sexuado; esto implica que podemos obtener placer a través de cualquiera de sus partes, desde la piel hasta los propios genitales.
La sexualidad es
Una fuente de comunicación y placer.
Una forma de expresar la afectividad.
Una manera de descubrirse a sí mismo y al otro.
La satisfacción del deseo y del impulso sexual.
Una fuente de comunicación y placer.
Una forma de expresar la afectividad.
Una manera de descubrirse a sí mismo y al otro.
La satisfacción del deseo y del impulso sexual.
La sexualidad puede ser
Una actividad reproductora cuando libre y responsablemente se desee asumir.
Porque sexualidad y reproducción no son lo mismo, ni tienen necesariamente que ir ligadas,
EL OBJETO DE LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR ES
Poder disfrutar de la sexualidad en su riqueza y amplitud, desligando la actividad sexual de la reproductora.
Poder decidir el momento de tener un hijo.
Poder disfrutar de la sexualidad en su riqueza y amplitud, desligando la actividad sexual de la reproductora.
Poder decidir el momento de tener un hijo.
La sexualidad, en definitiva, es un concepto siempre abierto y, en gran medida, muy personal: la idea que cada persona tiene de la sexualidad depende de su carácter, de su situación afectiva y social, de la educación que ha recibido, de su modo de pensar, sentir y relacionarse con los demás. De ahí que, aunque tenemos sexualidad desde que nacemos, la forma de entenderla y manifestarla constituye un proceso de aprendizaje, condicionado por la educación sexual y las vivencias personales.
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